La historia de los seguros.

En un primer momento, podemos pensar que los seguros son un producto moderno que responde a nuevas necesidades. Nada más lejos de la realidad: nacieron hace más de 4.200 años y no eran tan diferentes de los que conocemos en la actualidad.

Los primeros seguros nacieron vinculados al comercio por mar

En la antigua Babilonia, hace 4.000 años, el Código de Hammurabi contemplaba el “préstamo a la gruesa ventura”, un contrato entre prestamista y naviero en el que primero costeaba el viaje marítimo del segundo. Si el navío llegaba a puerto, el naviero debía pagar al prestamista el capital cedido más los intereses establecidos. En aquella civilización se crearon los primeros sistemas de mutualidad, puesto que las aportaciones de todos los mercaderes servían para construir un nuevo barco en caso de hundimiento.

Los fenicios, una antigua civilización que vivía en la zona de lo que ahora es Israel, Siria, Líbano y Palestina, crearon por aquel entonces lo más parecido a una empresa aseguradora. El comercio marítimo era el pilar fundamental de su subsistencia, por lo que vieron la necesidad de asegurar sus mercancías. Para ello, acudían a estas aseguradoras para depositar un pago antes de zarpar. El objetivo era estar protegido ante la posibilidad de que el navío se hundiese. Si esto sucedía, cobrarían el valor establecido para la mercancía que estaban transportando, haciendo así que el golpe fuese menos duro.

En el siglo XIV, los viajes marítimos que buscaban nuevos territorios que colonizar estaban a la orden del día. Los piratas sabían esto y lo aprovechaban para saquear los navíos. Unido a los riesgos de accidentes y naufragios, hacía que los navegantes debiesen asumir demasiados riesgos. Fue entonces cuando se realizó el primer seguro con contrato por escrito. El beneficiado fue el navío Santa Bárbara, que realizaba viajes entre Génova y Mallorca.

La palabra póliza viene del griego apodiksis, que significa, demostración o prueba. Aunque también se considera que viene del latín pollicitatio, con el significado de promesa

En ambos casos existe una coherencia con lo que hoy entendemos como póliza, que es el documento en el que se establecen las condiciones del contrato entre asegurador y asegurado.
En la civilización egipcia, comenzó a practicarse algo similar a lo que hoy en día llamamos seguro de decesos. Los egipcios no usaban este nombre, pero sí que pagaban una prima mensual para formar parte de un grupo. A cambio, los miembros de este debían hacerse cargo de los costes del funeral si uno de ellos moría.

En 1666 ocurrió un hito histórico de los seguros. En 1.666, un gran incendio que duró 3 días y arrasó un tercio de las casas de la capital británica. Unas 80.000 personas quedaron sin hogar, mientras que se desconoce la cifra de muertes. Fue entonces cuando surgieron compañías especializadas en seguros de incendios para que esto no volviese a suceder.
En el siglo XIX entrarían en juego las primeras estadísticas de mortalidad y la diferenciación de tasas conforme a la edad y las condiciones de vida. Fue así como empezaron a personalizarse los seguros de vida y a consolidarse como un producto asociado a la modernidad.

Con este breve repaso a la Historia del seguro, nos hace entender porque los seguros son propios a nuestro modo de vida en la actualidad. Todavía queda mucho por avanzar y actualizarse a las nuevas tecnologías y nuevos modelos de vida. Se trata de cuidar lo más importante que tenemos.

Para más información sobre nuestras pólizas de seguros, contacte con nuestros especialistas de Eksit.